lunes, 24 de junio de 2013




No entiendo.
Entiendo.


Me excita la música. Y te fantaseo una y otra vez. 
Delirios que no tienen fin y van al compás de la melodía.

Un poco de esto y de aquello para variar. Tenerte en mi dominio.
Sos mío. Mi esclavo, mi sirviente. Mi todo.
No hay nada que te pueda salvar de mis fantasías más oscuras y perversas.
Vos desatas este demonio. Enfermo. Desquiciado. Retorcido.
Placer. Sexo. Placer. Dolor. Placer. Gemidos.
Donde no importa que tan fuerte sea, donde no importa que tan dura sea. Te tengo en mi poder. 

Déjame que me mueva así. Déjame que me retuerza en mi placer. Déjame ver tu interior, tu sangre, tu dolor.
Tu cuerpo, lleno de mis marcas. 
Y siguen siendo pocas.
Necesito más!
Necesito darte más! 

Mente enferma que surge en vos. Desatando mi placer.
Tocarme frente a vos. Gimiendo sin parar. No queriendo desatarte, más bien.. rasguñar tu carne.


Lamer cada centímetro de vos. Dejarme llevar por mi placer y el tuyo.
No me vas a tocar. 

Y en cuanto te vende los ojos, el placer va a ser mayor. 
Me excito cada vez más. No paro de gemir.
Te uso para mi placer, sos mi juguete. No más que eso.
Sentite usado, penetrado, lastimado. Sentí. Me encanta que sientas todo eso.

Mis ojos enfermos y sumergidos en el placer, en las palabras y el pensamiento.
Dejame acabar una vez más, por favor. 

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